jueves, 1 de octubre de 2009

RESPUESTA A UNA REVELACION


“Nadie pone en oculto la luz encendida, ni debajo del almud, sino en el candelero, para que los que entran vean la luz.
La lámpara del cuerpo es el ojo; cuando tu ojo es bueno, también todo tu cuerpo está lleno de luz; pero cuando tu ojo es maligno, también tu cuerpo está lleno de tinieblas.
Mira pues, no suceda que la luz que en ti hay, sea tinieblas.
Así que, si todo tu cuerpo está lleno de luz, no teniendo parte alguna de tinieblas, será todo luminoso, como cuando una lámpara te alumbra con su resplandor.”
San Lucas 11:33-36

Estimada hermana:
Ambos sueños son uno. El llamado del Señor a su vida no ocurrió hace poco tiempo, ha sido elegida por un propósito único. Recuerde que serán muchos llamados, pero pocos escogidos. No sé por cuanto tiempo, pero UD. escondió la luz, el deseo de Dios para su vida. Sus padres conocieron de esa agua, alguien les presentó, les habló de una AGUA VIDA; sólo UD sabe si ellos escucharon; sin embargo su generación, la de UD, ha sabido escuchar, pero ahora le falta OBEDECER. Aquella llave preciosa es la ORACIÓN, pero cuando UD la habría salía sangre, entonces no sólo trae regeneración para las vidas sino también SANIDAD, “pero si andamos en luz, como él está en luz, tenemos comunión unos con otros, y la sangre de Jesucristo su hijo nos limpia de todo pecado” (1º de Juan 1:7). Notemos como la luz que no se esconde tiene relación con la sangre de Jesucristo. UD. en su revelación miraba a Jesucristo y lo bajaba de la cruz, lo envolvía en sábanas blancas y curaba sus heridas, en el otro sueño UD. levanta sus manos y recibe algo especial. Nuestros ojos deben ser especiales, para que nuestra mirada sea llena de luz. ¿Está dispuesta a pagar el precio? ¿Dispuesta a recibir algo grande? Entonces debe levantar manos santas ¡Gloria a Dios! Debe perdonar, olvidando, el dolor que le causaron; su generación anterior perdió algunas bendiciones, Dios vuelve a revelárselas y le dice: hija ahora es el tiempo, abre las llaves de bendición, recibe el Don, el regalo de gracia para que te atrevas a hablar con denuedo. Dios ha colocado en sus manos las “sábanas blancas” para envolver al caído, no dude, UD ya recibió algo poderoso para que a través de la Palabra Jesucristo restaure y sane.
Nuestro cuerpo es Templo del Espíritu Santo, no lo olvide, nosotros primeros debemos santificarnos, sobre todo la lámpara del cuerpo, el ojo.

No hay comentarios: