sábado, 31 de enero de 2009

EL ODRE QUE SUFRE


¿Sufrimos cómo Cristianos?

Cuando leemos el Libro de Jeremías nos damos cuenta que nuestras vidas son cómodas, que lo que pasamos a diario es casi como en el Paraíso. Recordemos que Adán y Eva tenían todo al alcance de su mano, Dios había preparado todo para el bienestar de sus hijos. Pareciera que en este siglo nosotros los Cristianos, estamos siendo tan bien cuidados que no tenemos tantas preocupaciones. Sin embargo, y la palabra de Dios lo reafirma es un perfecto plan de este último tiempo: abunda la maldad, destrucciones familiares, todos contra todos, egoísmo, soberbia, padres controlados por sus hijos/as, un ambiente altivamente satánico.
El pueblo apóstata de Israel no escuchaba la voz de Dios, Jeremías como buen siervo de Jehová, gritaba y gritaba por las calles: Vuélvanse a Jehová, regresen a su primer amor, quitad el prepucio de vuestro corazón… ¿hasta cuándo permitirás delante de ti pensamientos perversos? Mejorad vuestros caminos y vuestras Obras. No era menor el precio que estaba pagando Jeremías, pero él obedecía a su Señor. Durante los 52 capítulos esperamos encontrar un regreso a la santidad, pero nada; reyes perversos, hermanos contrarios a las leyes y estatutos del señor; no hubo regreso.
Hoy muchos han desechado la voz de su Señor. “Pastor estoy bien, si igual en mi casa oro, es que tengo mucho trabajo, hoy es el cumpleaños de un familiar, me levanto apurado, llegó cansado, no tengo dinero, etc.”, más y más excusas. No quieren escuchar la Palabra Nacer de nuevo, menos ayuno y oración, es difícil el trabajo para los líderes que guerreamos contra distintas cualidades y capacidades de nuestros hermanos/as.
En el libro de Lamentaciones Jeremías nos dice: LEVÁNTATE, DA VOCES EN LA NOCHE, AL COMENZAR LAS VIGILIAS. DERRAMA COMO AGUA TU CORAZÓN AL SEÑOR… ahí tenemos la clave. Jeremías fue encerrado en cisternas con agua, sí con mucha agua que le cubrían la cabeza (Lamentaciones 3:54), pero lea lo que el dijo al despertarse o al ver que por fin salía el sol cada mañana: NUEVAS SON CADA MAÑANA, GRANDE ES TU FIDELIDAD ¡Aleluya! ¡Qué valor!
Entonces nos preguntamos ¿Qué es sufrir por Cristo? Y me respondo es sentir que mi vida le pertenece a él, no a mi yo, no a mi ego, no a mi personalidad. Qué importa si muchos te dicen mentiras, qué importan las penas y amarguras, qué importa que hieran mi amor propio si lo más importante es el Amor de Jesucristo hacia mi vida.
¿Sufrir por Cristo? Nos falta demasiado. Aún no llega ese momento, porque aún somos cómodos, aún necesitamos de nuestro yo para caminar. Despojémoslo de todo lo que nos asedia y corramos con destreza la carrera que nos queda por delante. Hoy empieza tu carrera.

No hay comentarios: